Casa de contenedores

Hace años hubo un boom en la construcción con contenedores. Parecía la herramienta de reutilización y de construcción del futuro. Hoy en día, una vez pasada la fiebre y ya con los sistemas instaurados, se sigue construyendo con ellos. Pero de una forma más eficiente y realista, aislando, pensando en el espacio interior y en su encuentro con el espacio exterior. En este caso nos encontramos con un proyecto de Benjamin Garcia Saxe. Hace poco llevó a cabo el proyecto Containers of Hope con un presupuesto de 40.000 dólares.

Casa hecha con contenedores.

Ubicada en San José, Costa Rica, esta casa de contenedores es el resultado de una estrecha colaboración entre el arquitecto y sus clientes, quienes se dedicaron a la construcción del propio edificio. La casa, de unos 93 metros cuadrados, se compone de dos contenedores TEU unidos entre sí.

Según el arquitecto: «Gabriela Calvo y Marco Peralta soñaban con vivir en su fantástica propiedad a 20 minutos de la ciudad de San José, Costa Rica; Donde podrían estar con sus caballos y disfrutar del paisaje natural. Hicieron la elección muy audaz de explorar conmigo la posibilidad de crear una casa muy barata, hecha de contenedores. Eso les permitió quedar libre de deudas y vivir la vida que siempre habían soñado.»

«Era importante para mí proporcionarles unas vistas espectaculares de la salida del sol. La puesta del sol y en general probar y crear una sensación de confort y hogar. Un techo entre los dos contenedores, hecho de metal aprovechado de los elementos sobrantes de las ventanas. No sólo crea una sensación interna de apertura sino que también proporciona una ventilación cruzada. Esta es suficiente para no tener que encender el aire acondicionado.»

El costo final de la casa $ 40,000. Este precio es menor que la vivienda social para los pobres en Costa Rica. Tal vez este proyecto comienza a exponer la importancia del diseño como una herramienta para proporcionar belleza y comodidad con un presupuesto muy bajo en el siglo XXI. Por otro lado redefinir y reutilizar materiales de desecho, como un contenedor en desuso o las partes sobrantes de las ventanas, para a su vez, mostrar que hay alternativas viables, de bajo costo y pasivas de control de la temperatura.