Una casa abierta en su interior
La casa Brise, en Rio de Janeiro, es un proyecto del arquitecto Gisele Taranto. Consta de poco más de 1200 metros cuadrados y esta casa está situada en una zona convulsa y ruidosa, donde la protección contra la agitación exterior era un punto clave en el proyecto. La alta vegetación de la fachada ayuda a regular ese punto.
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Espacio interior.
Dispone de una puerta pivotante de entrada, esta se sitúa dentro de un hueco en la fachada que crea una entrada vistosa y atractiva.
El camino hacia la entrada está acompañado de una fachada de vidrio templado con perfiles de acero corten. Detrás de estos cristales se entrevé la frondosa vegetación que crea una fachada verde y sirve de cojín acústico para el interior.
El resto de la fachada está cubierta con cerramientos móviles. Estos sirven para protejerse del ruido. Dado a sus dimensiones y propiedades dejan que la luz se filtre al interior.
Desde los grandes ventanales del interior siempre disponemos vistas hacia esa envolvente natural. Gracias a su frondosidad, da la sensación de tranquilidad y recrea estar pedido en una jungla tropical.
Los detalles del interior, están cuidados al milímetro y el gran gusto en los toques de interiorismo le otorgan una personalidad muy marcada.
La casa está construida alrededor de un patio central. Muy abierto, que se protege del sol mediante unas pérgolas de madera. Estas contrastan con el blanco de las fachadas. Las salas que dan a este patio se abren y se extienden hacia el exterior. Esto da la sensación de ampliar el espacio.
Un proyecto inteligente, en una zona muy agitada, en el que se da importancia tanto a su interior como al exterior, siempre teniendo como punto primordial el bienestar de sus inquilinos pero yendo de la mano de la arquitectura y diseño de interiores.